Elmis Castillo no está jugando. Se desnudó emocionalmente, agarró la cámara y se tiró con todo: sin apoyo, sin padrinos, y sin miedo a decir verdades que escuecen.
Ayer, el popular actor y productor panameño anunció su proyecto más íntimo: “De aquí a la China, la película”, una cinta que, según sus propias palabras, nació entre heridas abiertas, vacíos emocionales y muchas preguntas sin respuesta. Pero lejos de buscar lástima, Elmis convirtió su dolor en gasolina creativa.
“Lo empecé en un momento complicado de mi vida. Con heridas abiertas, otras cicatrizando, y muchas preguntas que aún no tienen respuesta… Puede que la cague, pero tengo que hacerlo”, escribió el actor en Instagram, ganándose aplausos, comentarios de apoyo y también uno que otro morbo.
La cinta no solo promete acción. También es identidad, memoria emocional, crítica social y reflexión. Es un espejo de lo que somos como país, de esos silencios familiares que duelen más que un grito, de ese amor que duele rico, y de ese vicio que nos disfrazan de fiesta desde niños, pero deja vacío por dentro.
Y por si fuera poco, Elmis se tiró esta bomba sin un centavo del gobierno.
“Es una película ambiciosa. Tiene un presupuesto que nunca había manejado. Y no tiene respaldo de ningún gobierno. Todo lo contrario: dice lo que muchos callan”, afirmó con el pecho inflado, marcando territorio en un cine nacional que muchas veces sobrevive de subsidios.
La cinta será dirigida por Juan Zelaya, quien vuelve al ruedo con una propuesta visual exigente que ha llevado a Elmis al límite. “Es una película difícil, física y mentalmente para mí”, confesó.
Pero eso no le asusta. Todo lo contrario. Elmis dice que este filme no es solo una producción, es un acto de resistencia, de catarsis, de amor al arte y a Panamá.
“Hoy me pongo este suéter con orgullo. Porque ya es mi compromiso con ustedes. Haría esta película una y otra vez, por mi gente, por defender el amor, por hacer cine”.
Y claro, también habrá humor. Porque como él mismo dice, “reírse de uno mismo es parte de la vuelta”. Y porque, al final, la vida no es tan seria… igual nadie sale vivo de ella.