Después de más de un siglo siendo un nombre familiar en alacenas de todo el mundo, Del Monte Foods, con sede en California, se declaró en quiebra en Estados Unidos.
¿La causa?
El desplome en las ventas de sus alimentos enlatados y una montaña de deudas agravadas por la inflación y nuevas tarifas al acero.
Sin embargo, es vital aclarar.
Esta bancarrota afecta exclusivamente a las operaciones en Estados Unidos, y no a la distribución de jugos, néctares u otros productos Del Monte en Latinoamérica. Aquí, esas líneas son gestionadas por Del Monte Pacific Ltd., con sede en Singapur, que mantiene subsidiarias o licenciatarios regionales independientes.
Del Monte Foods reportó activos y pasivos de entre 1.000 y 10.000 millones de dólares, y accedió a un préstamo de 912,5 millones para seguir operando mientras se gestiona su venta.
La empresa enfrenta un cambio en los hábitos de consumo:
Los clientes se alejan de los productos enlatados con conservantes y buscan alimentos más frescos, naturales o económicos. Además, el arancel del 50 % al acero impuesto por el presidente Donald Trump elevó el precio de las latas, complicando más el panorama. Greg Longstreet, director ejecutivo, dijo que este proceso busca construir un Del Monte más fuerte.
Pero en Panamá, puedes estar tranquilo: los jugos y productos habituales siguen llegando como siempre.