El 11 de marzo de 2005, Kevin Berthia, sumido en una profunda depresión, se encontraba al borde del abismo en el puente Golden Gate de San Francisco. Había decidido acabar con su vida. Ya lo había intentado varias veces antes, pero pretendía que esta fuera la última. Saltó la barandilla. El viento golpeaba su espalda. Pero entonces escuchó una voz.
Era el agente Kevin Briggs, de la Patrulla de Carreteras de California. Durante 92 minutos, el oficial Briggs conversó con Berthia, no como oficial, sino como un amigo. Habló de su hija, de los pequeños detalles que aún podían ofrecerle una razón para vivir. Berthia recuerda que, mirando hacia el agua, solo veía “paz”. Pero la presencia constante de Briggs, su voz sin juicio, transformó esa paz en una nueva perspectiva de esperanza. Mientras, el fotógrafo John Storey, del San Francisco Chronicle, capturó el poderoso momento en que Briggs y un compañero lograron que Berthia regresara a salvo.
La vida de Kevin no cambió mágicamente después de aquel día. Batalló durante años con su salud mental y la depresión llegó a sumar 22 intentos de suicidio. Pero con el tiempo, y con ayuda, Berthia transformó su historia en una misión de vida.
Hoy, se ha convertido en un defensor activo de la prevención del suicidio. Recorre escuelas, centros comunitarios y eventos, compartiendo su testimonio con una honestidad brutal. Aquella foto en el puente, que no quiso ver por años, ahora acompaña sus charlas como símbolo de esperanza.
“Si ese hombre no me hubiera hablado, hoy no estaría aquí. Nunca sabes cuándo unas palabras pueden salvar a alguien”, reflexiona Kevin.