En la Estación Espacial China Tiangong, los científicos del Grupo de Biotecnología Espacial de Shenzhou encontraron algo inesperado: una bacteria desconocida, bautizada Niallia tiangongensis, que resistía las duras condiciones del espacio. Las muestras fueron recogidas por la misión Shenzhou-15 y, al ser secuenciadas en la Tierra, revelaron que esta bacteria no aparece en ningún registro terrestre.

Lo sorprendente no es solo su origen desconocido, sino su capacidad para sobrevivir en un entorno sin nutrientes, microgravedad y radiación cósmica. Incluso crea “biofilms” que le permiten protegerse del vacío espacial. Aunque aún no se ha demostrado que sea peligrosa para los humanos, su pariente más cercano, Niallia circulans, puede causar infecciones en personas inmunocomprometidas.

Este hallazgo abre nuevas puertas para la biotecnología espacial. Podría ayudar a diseñar sistemas de reciclaje en futuras misiones a Marte, generar oxígeno, o incluso construir hábitats autosuficientes en el espacio. Sin embargo, también recuerda lo vulnerable que podría ser nuestro planeta si organismos así se escapan de su confinamiento.