Una devastadora tormenta descargó en la madrugada del viernes una tromba de agua sin precedentes sobre el condado de Kerr, en el centro-sur de Texas, provocando catastróficas inundaciones que han dejado al menos 63 muertos, entre ellos 21 niños, y decenas de desaparecidos, según el balance provisional ofrecido por las autoridades locales.
La cantidad de lluvia caída en apenas unas horas equivale a casi la mitad de la precipitación anual promedio de esta región rural, situada a unos 100 kilómetros de San Antonio. Se trata del peor desastre natural registrado en el condado en al menos un siglo.
Uno de los puntos más afectados fue Camp Mystic, un campamento de verano ubicado a orillas del río Guadalupe, que en cuestión de minutos se transformó en una trampa mortal para los 750 menores que se encontraban allí. El río se desbordó tras una súbita crecida de ocho metros en menos de una hora, arrasando con estructuras, vehículos y tiendas de campaña.
Entre las víctimas mortales se encuentra Janie Hunt, de nueve años. Su madre confirmó a CNN que el cuerpo de la niña fue hallado sin vida tras intensas labores de búsqueda. “Ayer aún rezábamos para encontrarla viva”, dijo entre lágrimas. Al menos una decena de niñas siguen desaparecidas, mientras que los padres de muchas de ellas han comenzado a difundir fotografías en redes sociales, apelando a la solidaridad para obtener información.
Equipos de emergencia, voluntarios y cuerpos de rescate trabajan contra reloj en la zona, enfrentando todavía condiciones adversas y un terreno anegado. Las autoridades han declarado el estado de emergencia y advirtieron que la cifra de víctimas podría aumentar en las próximas horas.
Las labores de rescate continúan mientras se espera la llegada de refuerzos federales y apoyo logístico para atender a los damnificados.
(Con información de www.elpais.com)