Aislados incidentes violentos estallaron el domingo entre fuerzas del orden y encapuchados al final de una marcha organizada por los familiares de los detenidos y desaparecidos durante la dictadura de Augusto Pinochet.
Este se conmemora el año 46 del golpe militar que cambió para siempre el destino de Chile y como cada año antes del 11 de septiembre desde que volvió la democracia, la romería es un espacio para reclamar justicia y homenajear a aquellos que desaparecieron o fueron ejecutados por sus ideas políticas.
Aunque la marcha transcurrió con tranquilidad por el centro de Santiago, los incidentes violentos se concentraron en las inmediaciones del Cementerio General, donde un grupo de encapuchados lanzó bombas molotov y piedras a la policía chilena.
Los policías habían penetrado en espacios considerados sagrados por los familiares, lo que generó la molestia de los presentes.
Los disturbios se convirtieron en protagonistas y opacaron una jornada de reflexión, reivindicación y homenaje.
“La impunidad de ayer es la causa de las injusticias de hoy” rezaba la gran pancarta que abría la romería y que atraviesa la Alameda, la gran avenida que cruza Santiago. Detrás de la pancarta se repiten caras familiares que llevan años luchando para que Chile como Estado sea más activo en reconocer y compensar a aquellos que sufrieron lo peor de la dictadura. “¿Dónde están?”, la gran pregunta sin respuesta, o “Yo no olvido, exijo justicia”, son algunos de los otros carteles que se repiten en la convocatoria, en la que también aparecen fotografías de aquellos que desaparecieron y cuyos restos nunca fueron encontrados.
La cruenta dictadura de Pinochet (1973-1990) inauguró un largo período de violaciones a los derechos humanos y dejó un saldo oficial de más de 40.000 víctimas y 3.065 opositores muertos, incluidos más de un millar de detenidos desaparecidos, según un informe de 1991 de la Comisión de Verdad.



