La Haya vivió este sábado una jornada de violencia en una protesta contra la inmigración que reunió a unas 1.500 personas. Lo que comenzó como un acto pacífico convocado por la organización cristiana de derechas Els Rechts se convirtió en caos con coches patrulla incendiados, lanzamiento de piedras y ataques a la sede del partido progresista D66.
La policía tuvo que emplear cañones de agua y gases lacrimógenos, tras la orden de emergencia del alcalde Jan van Zanen. Manifestantes encapuchados bloquearon carreteras y portaron banderas históricas asociadas a la extrema derecha, además de consignas como “¡Centros de asilo fuera!” y “¡Nosotros somos Países Bajos!”.
Los disturbios ocurrieron en plena campaña electoral, a pocas semanas de las elecciones generales del 29 de octubre, donde el debate sobre inmigración y vivienda domina la agenda política.


