Dios se vale de muchas situaciones para que sus hijos descarriados vuelvan al redil y eviten la condenación eterna por sus malos pasos en la vida.
Este es el caso de Manuel Antonio Jurado Quintero, un hombre de 59 años de edad que tocó fondo, pero Dios en su infinita misericordia lo sacó del hoyo y le dio una nueva oportunidad.
Vivía en desorden
Jurado era un excelente soldador al que no le faltaba nada, su vida era puro desorden y malos caminos, hasta que por azares de la vida, cayó preso y conoció a Dios en su bondad una vez estuvo fuera luego de pagar su condena por un supuesto robo.
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Pero se le olvidó todo y como el hijo pródigo volvió a sus andanzas de la bebida y el desenfreno, es así como en un accidente laboral cuando soldaba su visión se vio afectada, por lo que tuvo que ser operado, pero siguió en las mismas andanzas y esto lo llevó a perder definitivamente la visión, pues se le cayó la retina.

Propósito
Hoy Manuel Antonio se dedica a la venta de frutas. A pesar de ser una persona con discapacidad visual, sale todos los días de su casa en Las Mañanitas a vender legumbres en la barriada Las Américas con su carretilla. Así gana lo necesario para comer y ayudar en el comedor de la iglesia donde se congrega, porque la necesidad está en todas partes.
“Ahora sé que Dios quiere para mí la gloria, no la condenación eterna”, dijo este humilde panameño que necesita un bastón de no vidente para seguir trabajando.
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Datos
De Manuel Antonio Jurado
Tiene 59 años de edad.
Vive en Las Mañanitas.
Toca el tambor, la guitarra y le falta un acordeón para seguir alabando a Dios.
Le gusta escuchar las prédicas por radio, pero el que tenía se le dañó.
Asegura que siempre Dios tiende su mano a quien lo necesita.