Bocas del Toro enfrenta una de sus peores crisis en décadas tras la decisión de Chiquita Panamá de despedir a más de 4,000 trabajadores por abandono de funciones, luego de casi un mes de huelga. Esta medida ha encendido las alarmas en una región donde la economía depende casi por completo del cultivo bananero.
Aris Pimentel, presidente de la Cámara de Comercio local, explicó que el impacto real es mucho mayor, pues alrededor de 26,000 personas, incluyendo familiares y quienes dependen indirectamente del sector, se verán afectados. “Casi toda la economía de la provincia gira en torno al banano, y Chiquita ha sido el único empleador masivo por años”, señaló.
La crisis ha generado bloqueos viales que limitan la circulación a pocas horas diarias, afectando la distribución de alimentos, combustible y productos básicos. En algunas zonas ya se reporta escasez, especialmente de carne, lo que agrava aún más la precariedad en la región.

El presidente de la República, José Raúl Mulino, anunció que esta semana el Consejo de Gabinete evaluará declarar un estado de emergencia para Bocas del Toro, aunque el sector privado reclama mayor claridad y acciones concretas. Empresarios y pequeños comerciantes expresan su preocupación porque, tras un mes sin ingresos, muchos negocios podrían no recuperarse.
La ministra de Trabajo confirmó que el Ejecutivo presentará una propuesta para actualizar la Ley 45, que regula las pensiones de los trabajadores bananeros, mientras una comisión interinstitucional prepara un plan de rescate económico para la provincia.
Pese a estos anuncios, la incertidumbre y el descontento crecen. “Las esperanzas se van desvaneciendo. Ya son cuatro semanas y todo sigue igual o peor”, lamentó Pimentel, advirtiendo que incluso si se resuelve el conflicto, la economía local tardará mucho en recuperarse.