Lo que parecía un tema frío del Ártico volvió a calentarse. El nuevo movimiento del presidente Donald Trump sobre Groenlandia levantó polvo en Europa y provocó una respuesta directa de Dinamarca.
Trump reavivó la polémica con el nombramiento de un enviado especial.Trump vuelve a la carga
Trump anunció el nombramiento del gobernador de Luisiana, Jeff Landry, como enviado especial a Groenlandia, dejando claro que Washington considera a la isla “clave” para su seguridad nacional. El propio Landry fue más allá y escribió que su misión es trabajar para que Groenlandia forme parte de Estados Unidos, una frase que encendió alarmas de inmediato.
Dinamarca marca la línea
El canciller danés Lars Løkke Rasmussen reaccionó sin rodeos: Estados Unidos, como cualquier otro país, debe respetar la integridad territorial del Reino de Dinamarca. El mensaje fue respaldado por la primera ministra Mette Frederiksen y el jefe del gobierno groenlandés Jens-Frederik Nielsen, quienes recordaron que no se puede anexionar un territorio, ni siquiera con argumentos de seguridad internacional.
Copenhague dejó claro que la soberanía no se negocia.Convocan al embajador
La tensión subió otro escalón cuando Rasmussen confirmó que convocará al embajador estadounidense en Copenhague, Kenneth Howery, para pedir explicaciones. No es la primera vez que ocurre: en meses anteriores ya hubo llamados similares por presuntas maniobras de influencia de personas vinculadas a Trump.
Groenlandia controla sus asuntos internos, mientras Dinamarca maneja defensa y política exterior.Groenlandia responde
Desde Nuuk, Nielsen fue claro: Groenlandia pertenece a los groenlandeses. Aclaró que el territorio está abierto a cooperar con otros países, pero siempre desde el respeto a su gente y a sus valores. El mensaje fue directo y sin rodeos.



