El canto del gallo desde lo alto de un árbol anuncia un nuevo amanecer. Hoy, no es un día común para el hombre del campo acostumbrado a levantarse temprano para dirigirse al monte. La radio que enciende mientras bebe un sorbo de café, se lo recuerda: " Hoy es el día del padre".
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En el campo, el día del padre, se celebra desde el hogar. Un sancocho de gallina de patio es lo habitual para impregnar el ambiente de un aroma festivo. También, algunos padres acostumbran a brindar con diversas bebidas fermentadas, entre ellas, la chicha de maíz.
Durante este día, esas manos acostumbradas a labrar la tierra deja a un lado sus quehaceres y saca la colonia guardada y al igual que una camisa limpia, mientras escucha cantaderas y viejas canciones románticas sobre el amor de los padres. En las humildes viviendas, coplas como: “viejo mi querido viejo” se mezclan con la voz sonora de los campesinos.

Silvino Peña, quien reside en la comunidad de La Corocita, distrito de Tolé, se levanta al amanecer como de costumbre y una sonrisa ilumina su rostro. A este padre le correspondió criar solo a sus dos hijos desde temprana edad.
Su sacrificio se ve compensado con el amor de sus hijos y nietos quienes corresponden con afecto por su entrega inigualable.
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Aunque en lo recóndito del campo no se realizan celebraciones multitudinarias, desde los caminos y en los hogares no falta el saludo eufórico de un " Feliz día del Padre”. Y así, en este día por lo general no faltan los abrazos, las carcajadas y hasta las lágrimas de emoción al compás de unas canciones que se elevan relatando el valor de un padre y en este caso, el papá interiorano.
Con información de Alicia Valdés