El país sigue de luto por la partida de Leavitt Eduardo Zambrano, “Japanese”, figura clave del reggae panameño. Tras confirmarse la noticia en redes, surgieron tributos de todos los rincones. Entre ellos, dos mensajes que encendieron la conversación pública: el del expresidente Martín Torrijos y el del ministro de Ambiente, quienes reconocieron el legado del artista con palabras que resonaron fuerte entre fanáticos y colegas.
“Descansa en paz, Japanese. Hoy despedimos a un grande de la música urbana panameña. Tu voz, tu estilo y tu energía marcaron generaciones…”, escribió Torrijos, subrayando además que Japanese llevó el nombre de Panamá con orgullo y “dejó una huella imborrable en la historia del reggae”. El exmandatario también agradeció su defensa de los derechos de los artistas nacionales, una causa a la que el intérprete dedicó tiempo y voz.

Desde el gabinete, el ministro de Ambiente, Juan Carlos Navarro se sumó al reconocimiento: “Gracias por tanto, Japanese. Gracias por todo lo que diste por Panamá. Tu talento y tu alegría se quedan con nosotros. Que Dios te tenga en su gloria”. El mensaje se integró a una avalancha de publicaciones que, desde la mañana, inundaron los muros con fotos, videos y recuerdos de conciertos.
Post de Juan Carlos NavarroJapanese, quien marcó a generaciones con su estilo y presencia escénica, fue un puente entre el barrio y la radio, entre la tarima y la cultura popular. Temas como “Cocobola”, “Satélite” y “Señor oficial” siguen sonando en buses, fiestas y listas de reproducción, y su trabajo con referentes como Danger Man ayudó a empujar el género a nuevos públicos. Más allá de éxitos y colaboraciones, amigos y seguidores destacan el carácter directo del artista y su insistencia en que el talento local debía ser valorado y protegido.
En redes sociales, la despedida se volvió colectiva: djs, productores, periodistas y fanáticos comparten anécdotas de tarima, firmas de autógrafos y letras que atravesaron épocas. La escena urbana reconoce en Japanese a uno de los que abrió puertas para los que soñaban con “sonar alto” desde los barrios, y que nunca dejó de empujar por mejores condiciones para quienes viven de la música.
Las reacciones oficiales y ciudadanas muestran el tamaño del vacío que deja. No se trata solo de un cantante con éxitos: es un símbolo de una era del reggae panameño, de una forma de contar la vida en clave de plena, de una identidad musical que cruzó fronteras. Por eso, la despedida trae nostalgia, pero también gratitud por un repertorio que se quedó tatuado en la memoria popular.
Mientras continúan los mensajes de condolencia, el adiós a Japanese confirma algo que su público ya sabía: su voz se queda. Entre coros y beats, su legado seguirá sonando en la calle, en la radio y en cada tarima donde un nuevo talento tome el micrófono para decir que desde Panamá también se hace historia.


