El expresidente de la República de Panamá, Martín Torrijos Espino, confirmó públicamente que el Gobierno de Estados Unidos le revocó la visa que le permitía ingresar a ese país. La noticia fue dada a conocer durante una conferencia de prensa, en la que el exmandatario calificó la medida como una “decisión injustificada”.
Torrijos aseguró haber recibido la notificación oficial por parte de las autoridades estadounidenses y, aunque reconoció que “el otorgamiento de visa no constituye un derecho sino una prerrogativa soberana de cada nación”, dijo no entender la razón detrás de esta acción, ya que, según él, no ha cometido falta alguna contra persona o gobierno alguno.
“Considero que esta decisión solo tiene una explicación: el haberme opuesto al Memorándum de Entendimiento Ábrego-Hegseth, así como a la Declaración Conjunta Mulino-Hegseth y la Declaración Icaza-Hegseth, documentos que considero lesivos a la soberanía nacional y violatorios del Tratado de Neutralidad”, expresó Torrijos.
El exgobernante también señaló que formó parte del grupo de firmantes del documento “Unidad Nacional y Defensa de la Soberanía”, lo que, en su opinión, habría influido en la revocación de su visa.
El Memorándum de Entendimiento entre Panamá y Estados Unidos, firmado en abril de este año, ha generado controversia en sectores políticos y sociales del país. Críticos del acuerdo sostienen que compromete la independencia y neutralidad del territorio panameño, particularmente en lo que respecta al Canal de Panamá y a posibles operaciones conjuntas de seguridad.
Este no sería un caso aislado. Aunque no se han divulgado oficialmente otros nombres, se conoce que otros políticos panameños también habrían sido objeto de cancelación de visas por parte de EE.UU., en un contexto de crecientes tensiones diplomáticas en torno a acuerdos bilaterales y soberanía nacional.
Martín Torrijos, hijo del general Omar Torrijos —figura clave en la negociación de los Tratados Torrijos-Carter—, ha sido un activo crítico de lo que considera injerencias extranjeras en los asuntos internos del país. Su reacción ante esta medida apunta a un resurgimiento del debate sobre la política exterior panameña y el equilibrio entre cooperación y autonomía nacional.