¡Ni cárcel VIP ni excusas! Esposa de exministro Ferrufino seguirá tras las rejas

Milena Vallarino de Ferrufino, esposa del exministro Guillermo Ferrufino, seguirá enfrentando su condena de seis años de prisión por enriquecimiento injustificado tras la decisión del Tribunal Superior de Apelaciones de negar su solicitud de arresto domiciliario.

A pesar de los argumentos presentados por su defensa, que alegaban razones humanitarias para atender a sus hijos de 12 y 14 años, los magistrados Donají Arosemena, Massiel Ruiz y Carlos Barragán rechazaron la petición al considerar que no se cumplen los requisitos legales para esta medida. . La audiencia, celebrada el martes 14 de enero de 2025, dejó en claro que los Ferrufino aún tienen cuentas pendientes con la justicia.

La condena de Vallarino está ligada al escándalo de corrupción que involucra a su esposo, quien fue ministro del Mides durante el gobierno de Ricardo Martinelli (2009-2014). Según la Fiscalía Anticorrupción, la pareja no pudo justificar $2.2 millones acumulados durante su gestión. Entre los bienes adquiridos destacan fincas valoradas en hasta $500 mil, una Land Cruiser Prado de $42 mil y una moto Yamaha de $7 mil.

Como si la trama no fuera ya lo suficientemente escandalosa, el hijo mayor de la pareja también enfrenta cargos, tras ser aprehendido con una considerable suma de dinero que no pudo justificar. Mientras tanto, los hijos menores se encuentran en estado de vulnerabilidad, lo que llevó a la defensa a pedir el arresto domiciliario de Vallarino.

En un país marcado por escándalos de corrupción, la negativa del tribunal envía un mensaje claro: los lujos y las excusas no bastan para escapar de la justicia. La esposa de Ferrufino permanecerá tras las rejas, mientras el eco de su caída resuena como un recordatorio de que el poder no es inmune al peso de la ley. Con millones de dólares que pudieron haber transformado la vida de miles de familias, el caso de los Ferrufino es un símbolo del daño que la corrupción deja en la sociedad panameña, donde los más vulnerables son quienes pagan el precio más alto.