El incremento en el costo de vida es una preocupación constante para los ciudadanos panameños. A pesar de que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) en Panamá solo mostró una variación interanual de 0.9% en junio, los consumidores sienten un impacto mayor al pagar por productos y servicios básicos. Este fenómeno se refleja en los costos de electricidad, vivienda, transporte, alimentos, restaurantes, seguros y educación, entre otros. A continuación, se presenta un análisis detallado sobre cómo estos incrementos afectan a la población y las estrategias que están adoptando para mitigar estos efectos.
El reporte del IPC del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) detalla que en junio, los grupos con mayores incrementos en los precios al consumidor fueron vivienda, agua, electricidad y gas, con aumentos de 2.9% en comparación con el mismo mes del año anterior. Estos incrementos, aunque parecen modestos en papel, tienen un impacto significativo en los presupuestos familiares, especialmente en un contexto donde los salarios no necesariamente crecen al mismo ritmo.
En el sector de restaurantes y hoteles, los costos aumentaron un 2.5%, reflejando la subida de precios en alimentos y bebidas no alcohólicas, que se incrementaron en un 2.8%. Estos costos adicionales afectan no solo a las familias que frecuentan estos establecimientos, sino también a la industria turística, un pilar importante de la economía panameña.
El transporte es otro rubro crítico que experimentó una variación del 1.8%. Los costos de combustible para automóviles subieron un 4.8%, lo que no solo afecta a los conductores individuales, sino también a los costos de logística y transporte de mercancías. Esto, a su vez, puede llevar a un aumento en los precios de otros productos, creando un efecto dominó en la economía.
Los alimentos y bebidas no alcohólicas, un componente esencial del presupuesto familiar, subieron un 1%. En particular, la carne de res y la leche experimentaron incrementos del 7.2% y 5.3%, respectivamente. Estos aumentos obligan a las familias a ajustar sus hábitos de consumo, a menudo optando por alternativas más económicas o reduciendo el consumo de ciertos productos.
Estudios de Nielsen IQ indican que, en tiempos de alza de precios, los consumidores tienden a cambiar a marcas más económicas, aprovechar promociones y ajustar sus hábitos de compra. Según Annie Muñoz Gutiérrez, gerente de categorías de Nielsen IQ, las familias están aplicando múltiples estrategias de ahorro, desde acumular puntos y beneficios hasta enfocarse en productos esenciales y sustituir artículos por alternativas más económicas.