Reflexiona panameño. Conducir no es solo una rutina diaria, es un acto de responsabilidad social.
Cada vez que un panameño se sienta frente al volante, sus decisiones pueden marcar la diferencia entre la seguridad, el caos, la vida o la muerte. Basta un momento de embriaguez, un mensaje de texto, una distracción mínima o simplemente ignorar una señal de tránsito para provocar una tragedia que trascienda más allá del accidente.
Muerto por accidente de Transito y Atropello en el Sector Oeste de Capital.Cuando ocurre un choque, no solo sufre el conductor o el vehículo involucrado. Detrás de cada accidente hay consecuencias silenciosas, familias afectadas, comunidades enteras sin acceso a servicios, niños sin transporte, trabajadores que no pueden llegar a su destino.
Accidente de tránsito deja dos muertos y 25 heridos en San CarlosA veces, el impacto se siente en la carretera, otras veces en la casa, en el hospital o incluso en el tendido eléctrico, dejando zonas sin luz ni comunicación. La prisa, la impaciencia, el exceso de confianza o el consumo de alcohol no pueden seguir siendo parte del paisaje vial panameño. Necesitamos un cambio urgente en nuestra forma de pensar y actuar al conducir. Manejar con conciencia no es solo evitar una multa, es cuidar vidas. Como sociedad, debemos asumir que cada volante conlleva una responsabilidad colectiva.
La construcción de la autopista Arraiján-La Chorrera fue ampliada a seis carriles.La vía no es lugar para demostrar valentía ni para desafiar reglas.
Es un espacio que compartimos todos. Y lo mínimo que merece quien va al lado o al otro extremo de la calle, es respeto y prudencia.


