La Universidad Autónoma de Chiriquí (Unachi) ha sido sacudida por nuevas revelaciones que han encendido la indignación de la comunidad universitaria. Durante la presentación de la rectora Etelvina Medianero de Bonagas ante la Comisión de Presupuesto de la Asamblea Nacional el pasado 14 de agosto, se desvelaron detalles sobre altos salarios y bonificaciones que han provocado un fuerte rechazo entre docentes y estudiantes.
La reacción no se hizo esperar. Estudiantes y profesores de la Unachi han alzado sus voces, exigiendo una investigación exhaustiva que esclarezca la situación. Además, han solicitado cambios urgentes en la infraestructura y los niveles académicos de la institución, en busca de mejorar la calidad de la enseñanza y las condiciones en las que se desarrolla el proceso educativo.
“Es inaceptable que ellos reciban salarios tan altos mientras nosotros, como estudiantes, no contamos con salones adecuados, mesas, proyectores, ni buenos pupitres. Incluso los profesores carecen de un asiento digno. No nos parece justo. Se requiere una mejora urgente en estas condiciones,” manifestó un estudiante, evidenciando el descontento generalizado.
Otro alumno de la Facultad de Ciencias expresó su frustración ante las deficiencias en la infraestructura de la universidad, destacando problemas como la falta de techos en algunas áreas, la escasez de sillas y la mala condición de los aires acondicionados. “Si hay dinero para algunas cosas, debería haber dinero para todo,” afirmó con desilusión.
Por su parte, un docente subrayó que la institución necesita mejorar en varios aspectos, señalando que “la sociedad es consciente de lo que se necesita. Debemos elevar el nivel académico, la investigación y la extensión para proyectarnos positivamente hacia la sociedad, una demanda que ha estado presente durante mucho tiempo.”
Mientras tanto, la rectoría de la Unachi ha mantenido un silencio prudente, limitándose a esperar un comunicado oficial sobre las denuncias. Sin embargo, la presión de administrativos, docentes y estudiantes sigue en aumento, con el firme propósito de que los fondos asignados se destinen a mejorar la educación en la universidad.
Las críticas hacia la rectora de Bonagas no se limitan solo a la comunidad universitaria. Durante su presentación ante la Comisión de Presupuesto, Bonagas solicitó un traslado de partida por más de 600 mil dólares, destinados principalmente al pago de bonificaciones y primas de antigüedad para los servidores públicos de la Unachi. Sorprendentemente, la solicitud fue rechazada de forma unánime por los comisionados, un hecho sin precedentes en los últimos años.
Entre los cuestionamientos que surgieron durante la sesión, destacaron las acusaciones sobre presuntos “clanes familiares” dentro de la universidad. Según se mencionó, al menos 20 familias están empleadas en la institución, incluyendo a una sobrina de la rectora, quien recibe un salario de 2.900 dólares como “profesora visitante.” Además, se criticaron los elevados salarios de algunos docentes y funcionarios, incluido el de la propia rectora, que asciende a cerca de 14 mil dólares mensuales.
Con estos nuevos escándalos, la gestión de Etelvina de Bonagas al frente de la Unachi está más en entredicho que nunca. La comunidad universitaria y las autoridades exigen respuestas claras y acciones concretas para corregir las irregularidades y devolverle a la universidad la credibilidad y el prestigio que merece.