Eran las 4:57 de la tarde del lunes 22 de abril de 1991 cuando un terremoto acabó con la vida de costarricenses y panameños.
El Terremoto de Limón, en Costa Rica, tuvo fuertes consecuencias en el territorio panameño, específicamente en las provincias de Chiriquí y Bocas del Toro, siendo este último el mayor afectado.
El sismo superó los 7 grados en la escala de Richter y las réplicas también se hicieron sentir sobre las estructuras en el occidente del país.
El epicentro estuvo a unos 10 kilómetros de la localidad de Pandora en la provincia de Limón, Costa Rica.
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La cifras no fueron exactas pero se confirmó la muerte de al menos 23 personas y varios cientos de heridos y casi un millar de casas con deterioro parcial o total. El suceso también dejó un escándalo gubernamental relacionado al uso de $10 millones para el apoyo de la población.
El diario La Nación de Costa Rica reportó 48 defunciones y 554 personas lesionadas por el sismo en la costa caribeña.
El expresidente Guillermo Endara Galimany declaró a la provincia de Bocas del Toro como “Zona de Emergencia Nacional”. Vías destruidas y problemas en los sistemas de comunicación, complicaron las posibilidades de ayuda sobre la población. La falta de energía eléctrica también fue una de las consecuencias.
Por la cercanía al Mar Caribe, se registraron olas que habrían alcanzado hasta los 2.0 metros de altura.