Anabella Ortega, conocida cariñosamente como “Mirena”, fue brutalmente asesinada en la madrugada de ayer en el sector de San Pancracio. Anabella, de 38 años, deja atrás a once hijos, que ahora enfrentan la orfandad y un dolor inconmensurable.
El principal sospechoso del crimen es su pareja sentimental, un hombre identificado como Andy, quien recientemente había salido de prisión y tiene antecedentes penales.
Él había amenazado a Anabella días antes del trágico suceso. Actualmente, está prófugo. Anabella era una mujer conocida por su espíritu luchador y su dedicación a su familia.
Aunque no tenía un empleo fijo, se ganaba la vida vendiendo chorizos. Además, recibía apoyo esporádico del padre de uno de sus hijos y el respaldo constante de su propio padre. La pérdida de Anabella ha dejado un vacío inmenso en su comunidad.
Su hija de 21 años, embarazada y a punto de dar a luz, esperaba que su madre pudiera conocer a su nieto, lo que añade aún más dolor a esta tragedia. Familiares, amigos y vecinos de San Miguelito claman por justicia y exigen acciones contundentes para asegurar que este crimen no quede impune. La solidaridad hacia la familia de Anabella es evidente.