Después de esperar varios meses a que me llamaran, al fin, el pasado lunes 26 de julio me llegó el correo indicando que mi fecha de vacunación era el día jueves 28 a las 2:00 p.m.
Digo que al fin porque yo me había inscrito a mediados de marzo y veía que se habían olvidado de mí, por lo que estuve a punto de vacunarme en otras jornadas que no eran del lugar en donde vivo.
PRIMER TROPIEZO
El correo me indicaba que mi centro de vacunación era la Escuela Bilingüe Residencial Vacamonte, en Vista Alegre, Arraiján. Al día siguiente me llegó nuevamente el mismo correo recordándome la cita y que mi dosis sería de Pfizer.
Confiado en que lo que se decía allí era verdadero, esperé hasta las 2:00 p.m. para suspender mi trabajo y me fui a la escuela mencionada. ¡Sorpresa! no había ni los perros que llegan a buscar comida o a echarse en el piso para descansar a pesar del bullicio que hacían los niños de esa escuela.
El taxista que me llevó me comentó que yo no era el primer sorprendido, que ya ha llevado a varias personas hasta allí y resulta que los remiten a Westland, a donde se realiza la vacunación masiva o “barrido”.
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Ni modo, me tuve que ir a dicho centro comercial, del cual ya había visto fotografías de multitud de personas formando filas.
Mi primer pensamiento fue: “¿Por qué mover un centro de vacunación hacia un punto donde se están vacunando a los que no tienen citas? ¿Eso no es aglomeración?”
Al llegar al Centro de Información en el centro comercial, una funcionaria de la Caja de Seguro Social me dice que debo ir a formar la fila en los estacionamientos de atrás.
Estaba un poco enojado, pues sentía que iba a perder mi día o que probablemente tendría que hacer una fila como de mil personas.
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LAS FILAS
Al llegar al estacionamiento otro funcionario me preguntó si tenía cita. Al indicarle afirmativamente me remitió a la fila correspondiente. Eso me calmó un poco, pues había división para agilizar el proceso. Sin embargo, cuando empezaron a contar la cantidad de personas para entrar al centro comercial vi nuevamente el enredo al momento de atender. Nos mezclaron a los que tenían cita con los que no lo tenían. La fila era enorme. Estaba refunfuñando como si fuera un viejo que no sabe de paciencia. Sin embargo, la fila se movía rápido. Estuve allí más o menos como 40 minutos, hasta que llegó mi turno.
MI TURNO
El tiempo pasó rápido. Me pasaron a una mesa a donde se toman los datos como edad, fecha de nacimiento, lugar de residencia y teléfono. Luego me dieron una tarjeta para pasar a los cubículos de inyección.
Una enfermera me dice que tome asiento, mientras que otra colega sale de repente para decirme que pase de inmediato. Esa enfermera, de nombre Soraya, me hizo el día, ya que empezó a “pelear” con su colega por tenerme como su paciente. Al final, Soraya se quedó conmigo. El mal sabor que tenía ya se me había pasado.
Ella me preguntó que si tenía alergia a algún medicamento y si me había puesto recientemente la vacuna contra la influenza. Luego vino la inyección, que no dolió. Solo sentí como si fuera picada de un mosquito. A lo mejor no lo sentí porque también me estaba tomando mi foto para “taquillear” en mi Instagram. A todo esto, la enfermera posó para la foto.
Acto seguido otro funcionario anotó en mi tarjeta la fecha para la segunda dosis, que es un mes y me remitió a otra sala a donde se tiene que descansar por unos 10 minutos para verificar alguna reacción por el medicamento. No tuve ninguna reacción, solo las ganas de rascar la parte en que me pusieron la vacuna.
OBSERVACIONES
- En el centro comercial Westland hay tres filas para agilizar el proceso. Hay dos puntos de vacunación arriba y uno abajo.
- Se mezclan las personas que tienen cita con los que no lo tienen y con los pacientes con alguna enfermedad crónica.
- No tardas, la fila se mueve rápido. Con solo decirte que si estás en 500, te toca en media hora. Más rápido que cuando pides una comida en un restaurante.
- Debes llevar ropa holgada para facilitar el proceso de vacunación. Hubo casos en que tuvieron que cortar con tijera la manga larga a las damas.
- Si has sido positivo de covid-19 debes esperar 30 días después del alta para vacunarte.
- Las embarazadas deben presentar una certificación de control prenatal. Se vacunará hasta 42 días Postparto con certificación de su médico o del control de sus citas .
- Los pacientes con enfermedades crónicas deben llevar certificación de su médico en el caso que no esten certificados en el portal https://www.panamadigital.gob.pa.
- Recuerden, la vacuna no hace que no te contagies, evita que tu padecimiento sea grave o en el peor de los casos que mueras. Pero sigue protegiéndote, usando mascarillas, gel alcoholado y guardando el distanciamiento social.



