Las profesoras los tienen que decomisar en las aulas de clase, los venden hasta en los semáforos, y lugares populares están a reventar de esos aparatejos que dan vueltas como un ventilador y sin embargo su creadora, Catherine Hettinger, está en bancarrota. ¿Cómo es posible?

Según contó en una entrevista con el periódico The Guardian, la ingeniera estadounidense Catherine Hettinger inventó el fidget spinner hace 20 años para entretener a su hija de siete.

La creadora sufría entonces de miastenia gravis, una enfermedad neuromuscular autoinmune que le impedía jugar con su niña, y el spinner fue la forma de mantenerla ocupada mientras ella descansaba en la cama.

'No podía recoger sus juguetes ni jugar con ella en absoluto, así que comencé a unir cosas con periódicos y cintas', contó Hettinger. Finalmente, ella y su hija lograron un juguete que podía girar y girar. Fabricaron más o menos 2.000 copias y las vendieron en las ferias de artesanías de Florida. 'Fue genial', recuerda.

En 1997, la ingeniera viajó a Washington y registró la patente del fidget spinner. Creía que su invento le iba a dar de comer el resto de su vida, hasta que años más tarde, y después de hacer múltiples pruebas, la juguetería Hasbro decidió no producirlo.

'Yo soy una inventora, no una persona que cierra negocios multimillonarios', dijo Hettinger a The Guardian.

Por ocho años, Hettinger tuvo la patente del spinner, pero en 2004, cuando llegó la hora de renovar la licencia, la ingeniera no tenía los 400 dólares que costaba el trámite.

'No tenía el dinero. Es muy simple', afirmó. Fue así como Hettinger dejó vencer la patente del juguete giratorio que vendería miles de millones de unidades en 2017.

EN BANCARROTA

Hettinger tiene 62 años, una hija de 30 y una nieta. Se transporta en un carro que funciona a medias y vive en una casa diminuta en la Florida, aunque pronto tendrá que mudarse a un apartamento más barato.

Según ella, solo el 3 % de los inventores ganan dinero con sus creaciones. 'Los he visto hipotecar sus casas y perder mucha plata. (Vives de la) ayuda de amigos y familiares. Es difícil', contó la ingeniera.

No es la única creadora que piensa eso. Shane Chen, el inventor de la popular 'malumeta', aseguró que su invento no lo ha hecho rico, a pesar de que las fábricas chinas copiaron su diseño y vendieron millones en la navidad del 2015.

El inventor del la web tal cual la conocemos hoy, Berners-Lee, no es un magnate rico y famoso como Bill Gates o Mark Zuckerberg, sino un profesor universitario que defiende a capa y espada el acceso gratuito al triple doble u.

Claro que, a diferencia de Chen y Berners-Lee, Hettinger no tiene un buen trabajo que le garantice una jubilación decente.

Por eso, la ingeniera empezó una campaña de financiación colectiva o crowdfunding que terminó hace tres días y ni siquiera alcanzó la meta que se propuso: 23.990 dólares para fabricar la primera versión del spinner, que inventó para su hija de siete años y es bastante diferente del que venden hoy en los semáforos.

Vía: El Colombiano