Durante 20 años el mundo creyó que Diana, la princesa de Gales, descansa en una isla florida de su mansión en la isla de Althorp, en el norte de Inglaterra. Miles de turistas visitan su tumba, pagan la entrada en el castillo familiar, miran su vestido de novia y leen el libro de condolencias en la casa de los Spencer, la familia más aristocrática de Gran Bretaña. El problema es que el entierro de Diana es otro de los grandes misterios y mentiras que rodearon la muerte, el funeral y el destino final de la reina británica que no fue. Lady Di no está ni estuvo enterrada en la isla.
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Diana descansa en paz junto a su padre en la cripta familiar de los Spencer, en el pueblo de Great Brington, cerca de Althorp, en una iglesia sajona del año 1200. La enterraron secretamente durante la madrugada, la noche antes de su funeral oficial y fue una exigencia de la Familia Real, después de tres días de negociaciones y con el cuerpo de Diana en la morgue, mientras se ponían de acuerdo.