No hay prisión ni dinero que repare la muerte de un hijo. Y menos cuando se lo arrebatan de una forma tan cruel y violenta como a la familia de Yuliana Samboní Muñoz.
Rafael Uribe Noguera, según la Fiscalía, secuestró, torturó, violó y mató a la pequeña de siete años. Ya lo aceptó ante los investigadores. Falta que lo ratifique ante un juez.
Por eso, en lo penal, su proceso parece claro: se enfrenta a una pena de hasta 60 años (máxima permitida en Colombia), pues las leyes castigan con severidad los crímenes contra los niños. No admiten preacuerdos, ni rebajas por aceptación de cargos. Incluso, cuando la víctima tiene menos de 11 años, las penas se deben duplicar.
Sin embargo, hay una arista adicional: la reparación a la familia.
La justicia colombiana prevé que un criminal no sólo debe pagar con su libertad, sino con su patrimonio, y está claro que la familia Uribe Noguera tiene con qué. Al menos el apartamento donde hallaron a Yuliana está a nombre del asesino y de su madre.
En lo penal
Rafael Uribe Noguera finalmente aceptó ante la Fiscalía lo que pareció evidente para todo Colombia desde el pasado 4 de diciembre: que él violó y asesinó a Yuliana Samboní. A pesar de que en la audiencia de imputación no aceptó cargos, las evidencias científicas, documentales y testimoniales no dejan duda de su autoría.
La prueba clave la reveló Medicina Legal al ratificar que, pese al intento por borrar las huellas del crimen, en el cadáver hallaron material biológico que lo vinculaba con su muerte.
Con su aceptación, han indicado fuentes cercanas al proceso, él busca llegar a un acuerdo con la Fiscalía de Colombia a cambio de que lo acusen de homicidio y abuso sexual, pero no de tortura y secuestro. Una negociación que, de darse, no tendría mucha incidencia en cuanto a la condena: como su víctima fue una niña, las leyes de Colombia no le permiten recibir beneficios penales.
Rafael Uribe Noguera enfrenta un destino de hasta 60 años de prisión. Se han sembrado dudas sobre si él, por colaborar con la justicia, podría recibir rebaja de pena.
Este no es momento para pensar en indemnizaciones, sobre todo cuando las heridas están vivas, pero el tema se discutirá a medida que avance el proceso penal.
La ley colombiana establece que Uribe Noguera, además de perder la libertad, debe reparar a la familia de Yuliana por los gastos y las secuelas que le dejó a cada integrante: la ausencia, la angustia, el arrebatarles la posibilidad de verla crecer… El dolor.
Lo primero por lo que tendría que responder Uribe Noguera son por los daños patrimoniales, como los gastos en los que ha incurrido la familia y en los incurrirá a futuro en tratamientos médicos y psicológicos.
También debería pagar los gastos médicos que se surtan, para la estabilización y control del embarazo de la madre de Yuliana, ya que ha tenido que ser sometida a sedación, debido a la magnitud de los eventos.
Otro aspecto a reparar es el daño a la vida de relación o a la actividad social de la familia, ya que después del crimen no será la misma.
En nombre de Yuliana también podrían reclamar por el daño a bienes personalísimos, pues a Yuliana en vida le violentaron sus derechos a la libertad de locomoción, la libertad sexual y a la vida, entre otros.
Aunque al sumar montos está claro que Rafael Uribe Noguera se enfrenta al pago de una indemnización multimillonaria, y que en lo penal le esperan largos años en prisión, al final lo único que vale es que este atroz crimen no quede en la impunidad.
Vía: El Espectador


