Jade Henderson no llegó a la barra a improvisar. Llegó con un plan, una historia de tropiezos y una paciencia quirúrgica. El 22 de agosto de 2025, en Gold Coast, esta experimentada atleta se colgó de la barra por 60 minutos y firmó 733 dominadas, una cifra que Guinness consagró como el nuevo récord mundial femenino.
Jade Henderson, una agente de policía australiana, impone 733 dominadas y deja atrás un récord de 2016. Sostiene su certificado Guinness tras la proeza.La marca superó las 725 que Eva Clarke había impuesto en 2016 y que parecían intocables. Hoy, 13 de noviembre de 2025, su registro sigue como referencia oficial.
Una lesión muscular la obliga a pausar
Meses antes, en un entrenamiento maratónico de 12 horas, completó 3,500 dominadas y terminó con una rotura parcial del bíceps. Seis semanas de pausa, hielo, terapia y replanteamiento.
Una lesión parcial de bíceps en la preparación la obligó a parar seis semanas y rediseñar el objetivo.Cambió la meta, dejó el intento de 24 horas y apuntó a la franja de 60 minutos. Volvió a construir fuerza, reforzó agarre, trabajó respiración y, sobre todo, la cabeza, con visualización, micro-ritmos y distribución de repeticiones por bloques cortos para mantener la técnica bajo fatiga.
El día clave, Henderson administró el esfuerzo a ritmo de metrónomo: más de 12 repeticiones por minuto. Cuando la piel de las manos comenzó a abrirse, bajó el volumen de cada bloque pero sostuvo la cadencia con ejecución limpia. Esa consistencia es lo que separa una gran sesión de un récord: minimizar repeticiones nulas y ahorrar segundos muertos. Al final, 733 subidas y una mezcla de alivio, dolor y euforia. “Fija tu meta, arma un plan y trabaja sin descanso”, ha repetido desde entonces.
Disciplina, visualización y tolerancia al dolor hasta el último minuto.Su caso también trajo ruido en redes: entre aplausos, aparecieron críticas y dudas, a lo que la oficial respondió con calma y con el respaldo de su institución. En el fondo, el mensaje que queda en la comunidad fitness y entre quienes no se cuelgan de una barra es simple y poderoso:, la disciplina sí paga. Y sí, los récords, incluso los que parecen inamovibles, están para romperse.


