La temida variante Delta del coronavirus se expande por el mundo dejando un récord de contagios en San Petersburgo, la segunda ciudad rusa, y provocando un retorno del confinamiento estricto en lugares como Sídney, en Australia, o Bangladés.
Aunque el número de nuevos casos en el mundo es el más bajo desde febrero según la OMS, esta cepa detectada en India, considerada más contagiosa que el resto, amenaza con una nueva ola, incluso en países donde la crisis parecía haber quedado atrás como Australia e Israel.
Esta variante estaba detrás del fuerte repunte del virus en Moscú, que parece haberse desplazado ahora a San Petersburgo.
Las autoridades sanitarias australianas anunciaron este sábado que el confinamiento decretado inicialmente para una semana en cuatro distritos de Sídney se ampliaba desde la noche a toda la ciudad y sus comunidades vecinas durante un periodo de dos semanas.
La medida, que afecta a alrededor de 5 millones de habitantes, llega tras la detección de más de 80 casos relacionados con la tripulación de un vuelo internacional que fue transportada en taxi del aeropuerto a un hotel de cuarentena.
En Rusia, tras el fuerte repunte de Moscú debido a la variante Delta, la situación se agrava en San Petersburgo, sede de la Eurocopa 2020, que registró este sábado 107 decesos por la covid en 24 horas, el peor balance registrado en un ciudad rusa desde el inicio de la pandemia.
El director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo que la falta de vacunas en países pobres esta exacerbando la transmisión de la variante.
Tedros describió una reunión reciente que tuvo con un grupo de asesores creado para distribuir las inoculaciones.
“Ellos estaban decepcionados porque no tienen vacunas para distribuir”, dijo, y criticó a los países ricos por rehusarse a compartir inmediatamente dosis con el mundo en desarrollo. “Si no hay vacunas, ¿qué compartes?”
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Tedros señaló que la comunidad mundial está fallando y se arriesga a repetir los errores cometidos durante la crisis del sida hace décadas y en la pandemia de fiebre porcina del 2009, cuando las vacunas llegaron a los países pobres después de que la pandemia ya se había acabado, así lo reseña Los Angeles Times.
“Tomó 10 años (para que los medicamentos antirretrovirales) llegasen a los países de bajos ingresos después (de que el VIH) ya era rampante en los países de altos ingresos”, dijo. “¿Queremos repetir la misma cosa?”
COVAX, la gestión respaldada por la ONU dirigida a distribuir las vacunas a países pobres, no ha alcanzado varios objetivos para compartir las inoculaciones contra el coronavirus, y su mayor proveedor no planea exportar ninguna dosis hasta el final del año. Es improbable que los centenares de millones de dosis prometidos por países como Gran Bretaña, Estados Unidos y otros arriben pronto.



