Ecuador podría entrar en terreno inédito.
El presidente Daniel Noboa encendió el debate nacional al anunciar una reforma constitucional que propone aplicar castración química y penas de prisión a personas condenadas por violación. “Pensaron que el poder los iba a proteger. Como antes, como siempre. Esta vez no”, sentenció el mandatario, lanzando una advertencia directa a los agresores sexuales.
La medida, según Noboa, busca endurecer el castigo a quienes comentan delitos sexuales graves y romper con una supuesta impunidad que ha protegido a violadores en el pasado. La propuesta ya fue remitida a la Corte Constitucional, órgano que deberá determinar si el proyecto puede avanzar hacia la Asamblea Nacional o incluso ser llevado a consulta popular.
La castración química, aunque suena extrema, es un procedimiento médico que reduce temporalmente la libido mediante la administración de fármacos.
Ha sido implementada en países como Corea del Sur y Polonia en casos específicos. En la iniciativa de Noboa, este tratamiento no sustituye la prisión, sino que se aplicaría como castigo adicional.
Aunque el texto completo de la reforma no ha sido publicado, el anuncio ya generó fuertes reacciones. Grupos feministas, juristas y sectores religiosos están divididos. Algunos aplauden la severidad, otros cuestionan si esto vulnera derechos humanos.
El presidente también lanzó un reto a la Asamblea: “Veremos quiénes están con las víctimas y quiénes con los abusadores”. El debate, sin duda, marcará un antes y un después en la legislación ecuatoriana.


