En Panamá por años se ha normalizado ‘aguantar callado’ y donde pedir ayuda emocional es visto como debilidad, la Línea 147 del MIDES ha emergido como un oasis de apoyo en medio del desierto. Más de 3,500 panameños han marcado este número en busca de contención, orientación o simplemente alguien que escuche. No es poca cosa. Detrás de cada llamada hay una historia, una carga, una vida que pudo haberse apagado en silencio.

La salud mental del panameño entre la espada y la pared
Que más del 60% de los casos atendidos sean mujeres y que los jóvenes entre 20 y 39 años lideren la demanda de atención es revelador, nuestra población más productiva está emocionalmente al límite. Y aunque se estima que al menos 40 vidas han sido salvadas gracias a esta plataforma, las 915 llamadas falsas, de broma, por algunos faltos de conciencia, nos enfrentan al otro lado de la moneda, la falta de conciencia social sobre la salud mental, que algunos lo toman a la ligera.
No basta con abrir líneas telefónicas o ampliar servicios por WhatsApp. Hace falta una verdadera revolución cultural y espiritual que reconozca que la salud mental es tan importante como la física.
A simple vista, se necesita más presupuesto, más centros de atención, formación para el personal docente, campañas públicas sostenidas, pero debemos enfocar nuestra atención en aprender a escuchar y reconocer el problema en nosotros mismos y buscar ayuda.

Panameño, panameña ¿Estás cuidando realmente tu salud mental?
Hablar, expresar lo que sientes y buscar ayuda no es debilidad, es un gran acto de valentía. Callar puede volverse una carga silenciosa que con el tiempo puede costarte demasiado. Porque sí, la humildad de reconocer que no puedes solo, puede salvarte la vida.
Reflexiona.
Mientras la Línea 147 salva vidas, Panamá debe preguntarse seriamente ¿estamos cuidando de verdad la mente de nuestra gente? Porque hablar, sí salva. Y callar, puede costarnos demasiado.