Me aterra pensar en ella, no por las arrugas, sino por llegar a esta etapa de mi vida sola.
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Me preocupa ¿cómo seré a los 80, 90 o 100 si llego? Seguiré siendo la misma mujer trabajadora y echa pa´lante?
Quién me cuidará?
Quién me acompañará?
Cada uno de los periodos de la vida tiene sus retos, oportunidades, inquietudes, bendiciones, y sus propios males. Y no debemos menospreciar ni saltarnos ninguna de esas etapas; lo que sí podemos hacer es aprovecharlas todas y gozar a plenitud la existencia; y es que esa es, en realidad, la verdadera felicidad.
Si tus abuelos o padres que ya son adultos mayores tienen su propia casa, permite que permanezcan ahí; recuerda que no es solo una casa, es un HOGAR, un lugar lleno de sus pertenencias, de recuerdos y que se trata de su propio espacio. Esto les permitirá no sentirse como 'estorbos' en tu vida; es cuestión de que los llames y los visites.
Si tus padres no tienen una casa toca decidir con quién se quedarán, y es una decisión que debes tomar con tiempo, prepararte, pues no será fácil si la asumes.
Si alguno de tus parientes se ha quedado solo por viudez, y el amor llega de nuevo a su vida, ¡no seas egoísta! y déjalo que vuelva a SENTIRSE joven a través de la magia del afecto, sin que sea abusado.
Tu adulto mayor no por ser viejo tiene la muerte de 'compañera de cuarto'; o dicho de otra manera, la muerte no es asunto solo de los ancianos, así que no lo entierres en vida y deja que se divierta, que salga de compras o de viaje; si lo hace feliz vivir conectado a las redes sociales déjalo, que viva todo lo que tenga aun por vivir.
Si tu pariente se enferma, cuídalo y protégelo, pero no lo hagas sentir incapacitado, porque ya tiene suficiente con estar mal de salud como para sentir que, además, se le tiene lástima o se le sobreprotege.
Hay infinidad de momentos que tu amado 'anciano' puede disfrutar y aprovechar sintiéndose vivo. Recuerda que la vida es solo un respiro, que un día podemos estar en la parte alta de la montaña rusa y al otro, abajo o tal vez hemos llegado a la parada. No tenemos garantizada la vida material eterna, pero sí postergar los recuerdos de nosotros y de nuestros seres queridos a través de la gran oportunidad de dejar como herencia algo más importante que el dinero:
EL AMOR QUE BRINDAMOS, EL EJEMPLO Y LAS ENSEÑANZAS.
Recuerda esto, tus padres no te abandonaron cuando eras chico. No los abandones cuando sean viejos.
Valora y cuida a tus padres. No esperes hasta que sea demasiado tarde para decirles cuánto los quieres y cuánto te importan. Porque cuando ya se hayan ido no importa cuan fuerte grites o llores, ya no te escucharán.
Todavía me seguiré preguntando si es que tengo la dicha de vivir muchos años quién me ofrecerá su sincera compañía en mi vejez, no me gustaría terminar en un hogar de ancianos ni con una enfermera qué haga papel de mi hijo o hija.
La biblia dice, Hijo, cuida de tu padre en su vejez, y en su vida no le causes tristeza.
Vía: Susan Elizabeth Castillo