La reciente pelea entre Angela Carini e Imane Khelif en los Juegos Olímpicos de París ha generado un debate muy preocupante en el mundo del boxeo femenino. La contienda, que terminó de manera abrupta a los 46 segundos del primer asalto, no solo dejó a los espectadores sorprendidos sino que también puso en el centro de atención cuestiones relacionadas con la elegibilidad de género en el deporte.

En un combate que prometía ser uno de los más emocionantes de la categoría femenina de 66 kg, Carini y Khelif entraron al ring con altas expectativas. Sin embargo, el desarrollo fue inesperado. Tras una breve interrupción para ajustar su casco, Carini fue golpeada por un derechazo contundente de Khelif, que llevó a la italiana a solicitar la detención de la pelea. La reacción de Carini, visiblemente afectada y llorando, generó una ola de apoyo y críticas en igual medida.
Carini expresó después del combate que nunca había recibido un golpe tan fuerte en su carrera, señalando una posible fractura de nariz. La situación se complicó aún más debido a la historia previa de Khelif, quien fue descalificada del Campeonato Mundial Femenino en 2023 por no cumplir con los criterios de elegibilidad de la Asociación Internacional de Boxeo (IBA). La IBA no especificó por qué los boxeadores no pasaron las pruebas de elegibilidad de género, pero aclaró que ninguno se sometió a exámenes de testosterona. Ni Khelif, de 25 años, ni el dos veces campeón mundial Lin, de 28, se identifican como transgénero o intersexuales. Esta controversia ha levantado preguntas sobre la equidad y las regulaciones en el boxeo femenino.
This is the power punch to the head that finished the match. pic.twitter.com/ssJqe20dza
— FairPlayForWomen (@fairplaywomen) August 1, 2024
En sus propias palabras, Carini comentó: “Para mí, no es una derrota. Para mí, cuando subes esas cuerdas, ya eres una guerrera; ya eres una ganadora. Independientemente de todo, está bien, está bien así.” Añadió: “No perdí esta noche [...] Sólo hice mi trabajo como peleadora. Subí al ring y peleé. No lo logré. Salgo con la frente en alto y el corazón roto.”

Carini también habló sobre la importancia de la autoconservación en el deporte: “Soy una mujer madura. El ring es mi vida. Siempre he sido muy instintiva, y cuando siento que algo no está bien, no es rendirse. Es tener la madurez de parar, es tener la madurez de decir: ‘Bueno, ya es suficiente’.” Este comentario refleja una mentalidad de responsabilidad personal y cuidado, más allá del deseo de ganar a toda costa.
La pugilista continuó: “Me subí al ring y dije: ‘Voy a darlo todo, sin importar la persona que esté frente a mí, que no me interesa en este momento’. Tenía que dar lo mejor de mí. Entonces, con respecto a todas las polémicas, nunca me interesó. Entré y solo quería ganar.” Este enfoque revela una determinación inquebrantable y una clara separación de las controversias externas.
El Comité Olímpico Internacional (COI), a través de la Unidad de Boxeo de París (PBU), aseguró que todos los atletas cumplían con las regulaciones de elegibilidad y entrada, así como con todas las normativas médicas aplicables. Sin embargo, la falta de claridad en los criterios de elegibilidad ha dejado a muchos preguntándose sobre el proceso y las implicaciones para el futuro del boxeo femenino.