Evo Morales, expresidente de Bolivia, ha reiterado sus advertencias sobre los riesgos de su posible detención debido a acusaciones de “estupro” y “trata de personas”. Durante un discurso, afirmó que si esto ocurre, sus seguidores llevarán a cabo un “levantamiento” y las Fuerzas Armadas podrían “amotinarse”. Según Morales, ha recibido mensajes de militares y policías indicando que no están dispuestos a seguir órdenes del gobierno actual. Además, mencionó que los movimientos indígenas y campesinos se organizarán para una “rebelión” contra el presidente Luis Arce, a quien considera un traidor.
Morales se encuentra atrincherado en Cochabamba y ha amenazado con bloquear las principales carreteras del país si se emite una orden de aprehensión en su contra. Ha denunciado intentos del gobierno por reprimir estas protestas con fuerzas de seguridad y expresó su deseo de evitar muertes en el proceso. También acusó al gobierno de haber intentado asesinarlo en un reciente incidente donde su vehículo fue atacado a tiros, afirmando que se utilizaron armas que no son parte del arsenal policial.
Las tensiones han aumentado desde que la Fiscalía anunció la posibilidad de emitir una orden de captura contra Morales por no presentarse a declarar en el caso que lo involucra. Este conflicto se enmarca dentro de una lucha política más amplia entre Morales y Arce, con acusaciones mutuas y movilizaciones sociales significativas en respuesta a la situación.