Las protestas recientes en Tocumen por la falta de agua han vuelto a poner sobre la mesa un problema que afecta a miles de panameños: la insuficiente y desordenada gestión del suministro hídrico en la región metropolitana de Ciudad de Panamá. Lo que parece un corte puntual, en realidad es reflejo de una crisis estructural agravada por la expansión urbana sin control y la falta de planificación a largo plazo.
En el vasto circuito 8-10, con más de 470,000 habitantes distribuidos en siete corregimientos como Tocumen, 24 de Diciembre, Pacora y Las Garzas, la escasez de agua es constante. Carlos Domínguez, líder comunitario de Las Mañanitas, explica que muchas barriadas nuevas carecen de conexiones adecuadas, dependiendo de carros cisterna para sobrevivir, mientras zonas antiguas como Villa Daniela sufren la sobrecarga de una infraestructura obsoleta, que en algunos casos mantiene conexiones provisionales de hace más de 25 años, incapaces de garantizar una presión decente de agua.
Este problema se extiende más allá de Tocumen. El diputado Lenin Ulate, representante del circuito 13-1, señala que la crisis del agua está ligada al crecimiento descontrolado y urgió a que el tema sea despolitizado y tratado como un asunto de Estado, vital para la calidad de vida de toda la población. Ulate recordó que una iniciativa legal que buscaba sancionar a empresas contaminantes fue vetada por el Ejecutivo, mostrando la descoordinación entre leyes y su ejecución real.
Desde el punto de vista urbanístico, el arquitecto José Isturain advierte que la raíz de la crisis es una planificación deficiente. Propone que la inversión en vivienda se enfoque en áreas centrales como Calidonia y Santa Ana, que ya cuentan con infraestructura suficiente, para evitar la costosa tarea de extender servicios hacia las periferias, lo que genera gastos innecesarios y problemas continuos como la falta de agua.
Por otra parte, el Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (Idaan) reconoció la urgencia del problema y anunció un proyecto para ampliar la red de agua en Tocumen, incluyendo la instalación de tuberías de mayor diámetro para mejorar la presión y cobertura, especialmente en zonas altas como La Siesta y sectores aledaños. Sin embargo, mientras la obra avanza en licitación, las comunidades siguen padeciendo cortes y protestando, como ocurrió recientemente con cierres de vías y enfrentamientos con la Policía Nacional.
La actual crisis demanda no solo inversión en infraestructura, sino también un compromiso real de planificación urbana sostenible, una gestión integral del recurso y, sobre todo, voluntad política para dejar de lado la polarización y buscar soluciones efectivas para garantizar agua potable a toda la población.



