En una entrevista exclusiva a Mi Diario, la ciudadana colombiana con residencia panameña, Meyling Hylton narró su versión sobre el complejo proceso legal que, asegura, la ha separado de su hijo de 12 años. Según cuenta, todo comenzó en 2021, cuando decidió mudarse al interior del país junto a su hijo, tras una separación.
A raíz de la pandemia, relata que el padre del menor, de nacionalidad costarricense, con quien el niño no convivía desde hacía meses, solicitó verlo. Meyling accedió, pensando que solo se trataría de una visita temporal de diez días.
Sin embargo, asegura que la situación dio un giro inesperado cuando, tras varios días sin información, intentó comunicarse y solo obtuvo como respuesta el contacto de un abogado y la información de que existía una demanda de guarda y crianza, además de una denuncia por violencia hacia el menor. “Me sentí acorralada y temerosa de actuar por desconocimiento legal”, afirmó. Desde entonces, dice, se inició un proceso en el que no se le permitió ver a su hijo durante aproximadamente ocho meses.

En 2022, el padre del niño falleció repentinamente. Meyling relata que intentó recuperar a su hijo de inmediato, pero descubrió que había quedado bajo el cuidado de personas cercanas al fallecido. “Cuando quise buscar a mi hijo, me dijeron que estaba bien, pero que no podía acercarme ni a su escuela ni a su hogar”, comentó. Según su testimonio, tras presentar denuncias, las autoridades archivaron el caso.
La entrevistada afirma que desde entonces ha enfrentado obstáculos legales y cambios de abogados. Alega que la custodia temporal fue concedida a otras personas cercanas a su expareja sin que se realizara una audiencia formal y que, pese a sus intentos por recuperar al menor, los fallos judiciales han favorecido a la contraparte. Según su versión, incluso presentó pruebas y solicitudes para impedir la salida del menor del país, pero sostiene que no fueron atendidas.
Meyling asegura que ha recurrido a todas las instancias posibles: desde la fiscalía hasta la defensoría del pueblo. Según narra, en algún momento se le ofreció aceptar una suspensión del proceso para evitar que continuaran las disputas, lo que, bajo presión y asesoramiento, aceptó. Sin embargo, teme que esta decisión se utilice ahora en su contra para suspender definitivamente su derecho a la patria potestad.
“Aunque acepté la suspensión, no significa que renuncié a mi hijo. Siento que cada paso que he dado ha sido desestimado”, lamenta. La entrevistada asegura que no ha dejado de luchar legalmente y que, pese a que se le permite ver al niño cada 15 días bajo supervisión, no ha podido establecer una relación estable con él. Relata que el menor le expresa su deseo de vivir con ella y que esta situación le ha causado una profunda angustia.
Además, menciona que la salud de su hijo es un factor que la preocupa. Alega que el niño requiere medicamentos específicos debido a una condición sensorial y motriz y asegura que siempre ha estado pendiente de sus tratamientos. Sin embargo, teme que la falta de atención adecuada pueda afectar su bienestar.
Hylton admite sentirse frustrada por lo que describe como un sistema que no le ha brindado respuestas claras. Afirma que cada intento por presentar pruebas ha sido desestimado y que no ha contado con el apoyo necesario para llevar adelante su caso. “Solo quiero estar con mi hijo, poder cuidarlo y darle el amor que necesita”, asegura.
En el marco de esta entrevista, Meyling Hylton también envió un mensaje a otras mujeres que pudieran estar pasando por situaciones similares. “No callen. Si están sufriendo maltrato o injusticias, busquen ayuda. Más tarde puede ser demasiado tarde, pueden perder muchas cosas, y lo principal, sus hijos”, expresó.
Adicional Hylton hace la denuncia que fue victima de la violencia vicaria, que es una forma de maltrato en la que el agresor no ataca directamente a la mujer, sino que utiliza a los hijos como medio para causarle daño emocional y psicológico. Esto puede generar traumas profundos en las víctimas y en los menores involucrados.
En muchos casos, implica el uso de los hijos como “arma” para manipular, chantajear o vengarse de la madre tras una separación o conflicto de pareja. La violencia vicaria es una realidad silenciosa que afecta a miles de familias y es un llamado urgente a fortalecer las leyes de protección.
Este relato es la versión de la señora Hylton sobre un proceso legal en curso. Las autoridades competentes aún deben determinar la situación final de la custodia del menor.