Las autoridades policiales ya no pueden esconder las cifras, aunque se nieguen a hacerlas públicas, porque hasta ellos tienen que admitir que hay más homicidios, robos y hurtos. Ya no pueden culpar a los medios de comunicación ni a nadie de esta realidad.
Y es que el problema de la violencia no es exclusivo de las autoridades. Es un drama social que no se va a controlar sin programas preventivos permanentes.
Las autoridades y los especialistas saben que a los barrios solo llegan los agentes a hacer operativos, detenciones y allanamientos. La mayoría de las entidades públicas son nulas.
Si eso continúa así, las pandillas seguirán tomando fuerza y la pelea por las drogas y armas será una batalla permanente entre criminales organizados.
Urge un plan de seguridad y un programa preventivo serio. No se trata de criticar todo lo que se hizo antes y no hacer nada ahora. Demuestren que tienen la voluntad y los especialistas, porque hasta ahora las cifras los han dejado mal parados a los del “Buen Gobierno” en materia de seguridad.




