La víctima, Rocío Cortes, tenía 25 años y acababa de dar a luz a su tercera hija.
En el hospital Nuestra Señora de Valme, en la ciudad española de Sevilla, la joven encontró la muerte: fue decapitada por un fallo en el ascensor cuando era trasladada en una camilla a su habitación.
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Rocío Cortes había dado a luz a su tercera hija por cesárea. El encargado decidió trasladar a la joven a su habitación en una camilla por el elevador. El accidente se produjo cuando el ascensor empieza a subir con mitad de la camilla afuera, lo que provocó la sección del cuello de Cortes.
La madre de Rocío Cortes, Carmen Núñez, llevaba ocho horas sin ver a su hija. Al escuchar que una muchacha había muerto en el ascensor, sintió un pálpito en el corazón. Cuando le confirmaron que se trataba de Rocío, empezó a gritar:
¡Me la han matado! ¡A mi hija me la han matado!'.
Para el personal del hospital se trataba de una película de terror, espantosa. Por más esfuerzos que realizaron no pudieron hacer nada para detener el ascensor. La bebé de Rocío Cortes, Triana, se salvó de esta muerte trágica porque fue trasladada a otro centro hospitalario para ser tratada de una cardiopatía.
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Para extraer el cuerpo de Rocío Cortes del ascensor, el personal sanitario se tardó más de una hora. Los vecinos, familiares y amigos de la víctima llegaron consternados a la sala mortuoria. El encargado de trasladar a la joven tuvo que ser atendido por un psiquiatra debido al shock por las escenas que vivió.
Estoy hecho un trapo. Esto no puede quedar así. Hoy ha sido Rocío, pero mañana puede ser otra persona', relata la pareja de la victima.
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