Todas las culturas tienen su propia forma de organizar el tiempo. El establecimiento de días festivos (o sagrados en las tradiciones religiosas) permite reforzar los elementos centrales de la identidad. Por eso, conocer las celebraciones -en este caso del judaísmo – resulta un ejercicio valioso para saber un poco más de su historia y de su gente.
Con ese espíritu, quisiera referirme brevemente a una festividad menor, un poco atípica, pero muy interesante del calendario hebreo, que celebraremos esta próxima semana (este año comienza al anochecer del miércoles 16 y finaliza el jueves 17 de marzo a esa misma hora).
Se trata de la fiesta de Purim que está basada en la historia que aparece en el libro bíblico de Ester, y celebra la salvación del pueblo judío ante el intento del malvado Hamán (una suerte de primer ministro del rey Asuero) de exterminarlo durante el imperio persa.
La palabra Purim significa “Suertes”, tal como aparece en el propio libro de Ester cuando relata que el malvado Hamán echó suertes para decidir el día en que iba a ser exterminado el pueblo judío.
Con un estilo que asemeja al de “las mil y una noches”, el libro de Ester tiene la particularidad de ser el único en toda la Biblia en donde Dios no aparece explícitamente mencionado. Sin embargo, el lector percibe su presencia, especialmente en el desenlace favorable al pueblo judío.
El relato narra cómo la joven Ester se convierte, gracias a su belleza, en esposa del rey y desde esa posición privilegiada intercede para evitar la catástrofe. El otro héroe de la historia es su tío Mardoqueo quien, conociendo las intrigas de palacio, va guiando a su sobrina hasta lograr el objetivo.
En las antípodas, el otrora poderoso Hamán termina ahorcado en la misma horca en la que él imaginaba ver a su enemigo Mardoqueo. El rey Asuero (hay quien lo identifica con Xerxes I) más interesado en la juerga que en la gestión, participa en forma pasiva de toda la narrativa siendo manipulado por los protagonistas.
La principal costumbre de la fiesta de Purim es escuchar la lectura del texto bíblico de Ester. Este precepto está acompañado por algunas tradiciones muy peculiares, la más notoria es que la gente viene a la sinagoga disfrazada (en alusión a que los personajes de la historia tienen doble personalidad y constantemente se manifiesta la dinámica oculto/revelado – Desde Dios hasta Ester).
Otra pintoresca tradición es hacer bulla cada vez que se menciona el nombre de Hamán (54 veces a lo largo de toda la lectura).
Durante la fiesta de Purim y, tal como lo establecieron Ester y Mardoqueo en el texto bíblico ,se acostumbra a regalar alimentos a los amigos y hacer donaciones a la gente necesitada.
Detrás del clima de jolgorio excesivo que caracteriza a Purim se esconde un mensaje profundo y tristemente aún vigente. Cuando se combina el odio a los judíos (Hamán) con el desinterés y la apatía del resto (el rey Asuero) la posibilidad de un exterminio se vuelve real. La historia ha dado varios ejemplos al respecto.
Esta nefasta amalgama también puede ser aplicada a cualquier minoría por lo que siempre debemos estar atentos.
Con alegría y disfraces celebramos la fiesta de Purim, recordando la maravillosa salvación del pueblo judío y asumiendo a la a vez el compromiso para que este tipo de amenazas nunca más vuelva a ser real.