Una de mis enseñanzas favoritas de la tradición judía se le atribuye al sabio Hilel y dice así:
“Si yo no estoy para mí, ¿Quién lo estará?; Si estoy solo para mí, ¿Qué soy?; Y si no es ahora, ¿cuándo?”.
Este bello pasaje aparece en un pequeño y agudo texto llamado Pirkei Avot, Tratado de Principios, que recopila enseñanzas morales de los rabinos que vivieron en la tierra de Israel hace unos 2000 años y se encuentra dentro de la Mishna, el primer código legal de nuestro pueblo, posterior a la Biblia Hebrea.
Volviendo a Hilel, vemos cómo de manera concisa, logra resumir el sentido trascendente de la experiencia humana en sólo tres sentencias relacionadas, cada una de las cuales concluye con una pregunta retórica. La escasa cantidad de palabras utilizadas por el maestro (en hebreo son aún menos) se destaca debido a la profundidad de su mensaje.
En la primera afirmación, “Si yo no estoy para mí, ¿Quién lo estará?” Hilel se refiere a la responsabilidad de cada persona por satisfacer sus necesidades básicas. La respuesta a la pregunta es obvia: Le corresponde a cada uno procurarse lo indispensable para su propia subsistencia y no esperar que otros se hagan cargo de ello. Esa es nuestra obligación primigenia.
Sin embargo, no debemos confundir esa actitud con egoísmo. Para evitarlo aparece la segunda frase del sabio, aquella que define mi humanidad como una experiencia de encuentro con el otro.
Por eso la pregunta dice literalmente “¿Qué soy?”, entendiendo que si me dedico solamente a mí y no a los demás, no me realizo plenamente como persona y me convierto en otra cosa. Es en la interacción con nuestros semejantes, en la relación solidaria y en la empatía, en donde se expresa la esencia de lo que somos como personas.
Finalmente, en la última frase, “Y si no es ahora, ¿Cuándo?” se nos recuerda que nuestro paso por este mundo es limitado en el tiempo, de allí la importancia de comprender la urgencia por empezar a actuar. Al tomar conciencia de cómo se manifiesta nuestra humanidad debemos implementar de inmediato un accionar afín, que refleje esa cosmovisión. La última pregunta es un llamado acuciante para comenzar ya mismo.
Satisfacer nuestras necesidades básicas, ayudar a nuestros semejantes y poner en práctica estos principios de inmediato. En la idea del sabio Hilel, de eso se trata ser humanos.