La leyenda viviente del boxeo mexicano, Julio César Chávez, conocido mundialmente como el “César del Boxeo”, ha compartido detalles inéditos sobre su lucha personal contra las adicciones y la decisión radical que lo llevó a cortar lazos con Sonora, lugar donde nació, y Sinaloa, donde creció.
En una sincera entrevista durante el podcast “Un Round Más”, conducido por los exboxeadores Marco Antonio Barrera y Erik “Terrible” Morales, Chávez confesó que, para mantenerse sobrio, tuvo que dejar atrás tanto Ciudad Obregón, Sonora, donde nació, como Culiacán, Sinaloa, la ciudad que lo vio coronarse campeón del mundo.
“Nací en Ciudad Obregón, Sonora. Nunca voy a negar la ‘cruz de mi parroquia’. Me voy a morir siendo sonorense, pero definitivamente Culiacán me vio crecer, me vio coronarme campeón del mundo. Ahí prácticamente hice mi vida”, expresó Chávez, visiblemente emocionado. Sin embargo, también admitió que ambos lugares estaban llenos de recuerdos y relaciones que podrían poner en riesgo su recuperación.
El expúgil, considerado uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos, reveló que su adicción a las drogas lo llevó a tocar fondo, y que la única manera de mantenerse firme fue mudarse a Tijuana, donde inició un proceso de rehabilitación y logró vencer su “maldita pinche adicción”.
“Me quedé en Tijuana por mi recuperación porque fue donde, a través de batallar con mi maldita pinche adicción, pude vencerla. Entonces, me quedé aquí porque me daba miedo ir a Culiacán porque tú sabes, los amigos”, agregó.
Chávez, de 62 años, dejó claro que si bien siempre llevará a Sonora y Sinaloa en el corazón, su prioridad ahora es mantenerse sobrio y continuar inspirando a quienes, como él, luchan contra las adicciones.