El césped más famoso del tenis mundial está en crisis… ¡por el calor!
El torneo de Wimbledon 2025 arrancó con una ola de calor histórica que convirtió la pista central del All England Club en una especie de horno británico. Más de 30 °C a la sombra marcaron el día inaugural más caluroso en la historia del evento, con efectos que se sintieron tanto en los deportistas como en el público.

Desde temprano, los organizadores activaron planes de contingencia:
Se repartieron botellas de agua, las carpas de primeros auxilios duplicaron su personal y se habilitaron zonas de sombra en las gradas. A los jugadores se les permitió usar toallas con hielo, pausas extendidas y tiempos muertos por calor. Y ni así fue suficiente.
Iga Świątek, número uno del mundo, resumió lo que vivió en la cancha con una frase: “Era como jugar dentro de una sauna”. Carlos Alcaraz, por su parte, admitió que cada punto era “un reto físico y mental”. Ambos avanzaron de ronda, pero no sin mostrar señales de agotamiento evidente.

Los partidos de la tarde se vieron afectados por retrasos, ya que los organizadores intentaron evitar las horas más críticas de radiación solar. Mientras tanto, el césped comenzaba a resentirse: zonas resecas, pérdida de elasticidad y riesgo de lesiones por irregularidades en el terreno.
Este evento extremo no es aislado.
Según los expertos, el calor que afecta a Wimbledon es parte de una ola de calor generalizada que castiga a Europa desde mediados de junio. En Reino Unido, el Servicio Meteorológico Nacional ha emitido alertas por temperaturas inusuales en esta época.