Nayib Bukele celebra seis años al frente del gobierno de El Salvador, consolidando un poder que sus detractores califican de “todopoderoso”. Lo que comenzó en 2019 como un mandato marcado por un discurso antisistema y la promesa de erradicar la corrupción, hoy se traduce en un liderazgo prácticamente sin contrapesos.
Bukele, quien fue reelegido para un segundo mandato con una abrumadora mayoría a pesar de las críticas por su concentración de poder, ha transformado radicalmente el panorama político salvadoreño. Desde la disolución de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema hasta la modificación de leyes que permiten su reelección, su gobierno ha sido señalado por organismos internacionales como un ejemplo de “erosión democrática”.
Durante estos seis años, su administración ha implementado políticas de seguridad que han logrado reducir drásticamente los índices de homicidios, pero a costa de un estado de excepción que ha restringido derechos fundamentales. A pesar de las denuncias por abusos policiales y detenciones arbitrarias, su popularidad sigue en ascenso.
A nivel internacional, Bukele se ha ganado tanto detractores como defensores. Mientras unos lo acusan de autoritarismo, otros lo ven como un modelo de eficiencia y pragmatismo. Recientemente, se ha posicionado como un referente en el uso de criptomonedas, con la adopción del bitcoin como moneda de curso legal, aunque sus resultados siguen siendo motivo de debate.