Cuando los deseos de aprender se unen junto a una excelente vocación, lo único que queda es aprovechar las oportunidades para avanzar.
Graciela Bouche es maestra en la escuela Omar Torrijos Herrera en Paraíso, corregimiento de Ancón, donde atiende a niños de primer grado de forma virtual.
La docente se percató de que había estudiantes que no se conectaban a las clases y la idea de que esos pequeños se quedaran rezagados hizo que se fuera a la comunidad en busca de sus alumnos e intentar darles las clases. Así también llegaron niños de otros grados que sumaron 39 alumnos.

Graciela divide a los niños dependiendo del grado que cursen: coloca vídeos, a otros les facilita material didáctico y con otros espera que llegue la hora de sus clases para que por medio de su laptop y su celular puedan escuchar las clases.
Otros colegas la ayudan a llevarles a los niños los trabajos y tareas que deben hacer; así avanzan.
Es que las comunidades canaleras de San Antonio, Ella Purú, Pueblo Nuevo y Katuma están muy afectadas por la situación que provocó la pandemia, pues las familias, en su mayoría indígenas, se dedican al turismo, el que se vio muy afectado, así como sus ingresos. “Estos niños son inteligentes, merecen la misma oportunidad que los demás y aprenden muy rápido el idioma inglés, dijo Graciela.
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La educadora manifestó que en la comunidad sí hay Internet, pero la situación es que los padres de familia no cuentan con el dinero para comprar computadoras o tarjetas, ya que el poco ingreso económico es para comprar alimentos.
La docente intenta viajar algunos días a la semana a la comunidad, algunos padres de familia con piraguas la cruzan hasta la isla donde ella llega con el material didáctico para sus clases.

Los rostros de alegría y entusiasmo en los niños la motivan a seguir enseñando, a fin de que en el futuro ellos puedan ser buenos profesionales.