Con apenas 21 años, Rodolfo Vega se ha convertido en una figura emblemática de Plaza Amador. No solo por haber levantado dos títulos con el “Equipo del Pueblo”, sino por hacerlo en momentos clave, como en la reciente final del Torneo Apertura 2025, donde su gol de chilena quedó grabado como uno de los más espectaculares en la historia de las finales del fútbol panameño.
Fue al minuto 36 del primer tiempo, cuando el marcador ya reflejaba el dominio placino ante San Francisco. Vega arrancó la jugada, combinó con Jorlián Sánchez y se metió al área como le había pedido el técnico Mario Méndez. Esperaba un centro a la cabeza, pero lo que recibió fue un balón que decidió atacar con una acrobacia instintiva.

Una chilena limpia, perfecta, que terminó en la red y levantó a todos de sus asientos. “Todo ocurrió en microsegundos, ni lo pensé. Cuando vi que entró, no lo podía creer”, cuenta Rodolfo, aún con la emoción intacta.
Ese gol fue el tercero en la goleada 6-0, la más amplia registrada en una final del fútbol panameño. Un golpe de autoridad del Plaza Amador, que venía de perder dos finales consecutivas, pero que en esta ocasión no dejó dudas desde el primer minuto.
Para Vega, más allá del resultado, el tanto representó algo muy personal. Volvía a ser protagonista en una instancia decisiva, como ya lo había sido a los 17 años, cuando ganó su primer título en Penonomé bajo una intensa lluvia frente a Universitario.

“Ser bicampeón con Plaza a esta edad es algo muy especial. Este club te exige, y yo quiero dejar un legado aquí. Ganar una final es difícil; hacerlo dos veces, con todo lo que ha pasado en el camino, es un orgullo enorme”, afirma el mediocampista, oriundo de La Cabima.
La chilena fue el momento cumbre de una noche perfecta, pero detrás también hubo una historia de grupo. Tras un duro revés ante Tauro en fase regular (0-4), el plantel se unió como nunca. Hubo reuniones internas, conversaciones sinceras y un respaldo total al cuerpo técnico. “Esa derrota nos marcó. Después de ese partido el grupo se comprometió con una sola idea: llegar a la final y ganarla”, recuerda Vega.
En la semifinal, precisamente ante Tauro, Plaza mostró su mejor cara. Especialmente en los segundos tiempos, donde marcaron la diferencia física, anímica y futbolística.
“Sabíamos que si pasábamos esa serie, el título estaba más cerca”, dice Rodolfo, quien regaló un abrazo a Jorlián por asistirlo en la chilena. “Él sabe lo importante que es para todos nosotros. Fue una jugada que vamos a recordar siempre”.

En el camerino, además del objetivo deportivo, los jugadores tenían presente que Plaza Amador celebraba 70 años de historia.
“Queríamos regalarle este campeonato al club y a su gente”, dice Vega, quien celebrará su cumpleaños esta jueves, con una copa más y un futuro que combina fútbol y estudios universitarios en Estados Unidos.