Desde 2013, Brasil implementa una innovadora iniciativa que vincula la educación con la reinserción social: la ley de “Redención por la lectura”. Esta normativa permite a las personas privadas de libertad reducir hasta cuatro días de su condena por cada libro leído, con un límite de 12 libros por año.
El objetivo de la medida es claro: fomentar la educación y el acceso a la cultura dentro del sistema penitenciario, promoviendo así nuevas oportunidades para los reclusos una vez que recuperen su libertad. Para acceder al beneficio, los presos deben presentar un informe sobre cada libro leído, lo que garantiza una participación activa y reflexiva en el proceso.
Desde su implementación, la ley ha tenido un impacto positivo en las cárceles del país, con un notable aumento en la participación en programas de lectura. Además de contribuir a la reducción de penas, la iniciativa también ha demostrado ser una herramienta valiosa para mejorar la salud mental de los internos y desarrollar habilidades como el pensamiento crítico y la empatía.
Especialistas en justicia y derechos humanos han elogiado esta política como un ejemplo exitoso de cómo la educación puede convertirse en un motor de transformación personal y social. Al reducir la reincidencia delictiva y ofrecer a los reclusos una nueva perspectiva de vida, la ley de “Redención por la lectura” se consolida como una apuesta firme por una justicia más humana y rehabilitadora.