Mientras muchos siguen dormidos, Aida Rodríguez ya está sembrando el futuro. Esta guerrera del campo, residente en el distrito de Trinidad, Capira, convirtió su finca en una verdadera despensa natural.
Produce desde yuca hasta tilapias, gracias al apoyo del programa Red de Oportunidades del MIDES.
La madrugadora del monte
A las 4:00 a.m., Aida ya está en pie. Con una taza de café en mano, despide a su hijo que va rumbo a la escuela.
Luego, sin perder tiempo, se calza sus botas de caucho y se va al campo. Su machete, azadón y rastrillo son sus mejores aliados.
Ella sabe que la tierra se respeta y se trabaja con amor.
De la subsistencia a lo sostenible
Gracias a las capacitaciones del programa Redes Territoriales, Aida dejó atrás la agricultura de subsistencia. Ahora usa semillas certificadas, cultiva con técnica, y lo mejor: todo de manera orgánica. Su abono lo hace ella misma con gallinaza, melaza y hasta jugo de caña.
Huerta, granja y hasta criadero de tilapias
En su parcela hay de todo: maíz, achiote, ají, guandú, lechuga, y más. Tiene gallinas que le dan huevos y carne, y hasta una tina donde cría tilapias.
Recientemente, voluntarios del MIDES la apoyaron para sembrar tomates, repollo y lechuga. ¡Una finca completa y saludable!
Cosechas con técnica y visión de futuro
Aida domina las medidas de siembra: un metro para la yuca, 50 cm entre ñames y tres metros para los plátanos. ¡Nada se deja al azar!
Ella sabe que con orden y conocimiento se logra una buena cosecha. Su historia inspira a muchas mujeres del campo que hoy apuestan por el emprendimiento.
Redes Territoriales en todo el país
El programa del MIDES ya está presente en 218 corregimientos, ayudando a más de 61 mil personas.
En la comarca Ngäbe-Buglé hay más de 22 mil beneficiarios, y provincias como Coclé y Veraguas también destacan.
La misión es clara: empoderar a las mujeres rurales para garantizar la seguridad alimentaria del país.
Un modelo de mujer y de país
Pedro Quesada, ingeniero del programa, asegura que con estas acciones se construyen políticas duraderas.
“Las mujeres están en el centro, ya no es solo asistencia, ahora es transformación”, dijo.
Y Aida es prueba de ello: una mujer que cultiva, cría, aprende y enseña.








