A partir de agosto de 2025, el Ministerio de Salud (Minsa) pondrá en marcha una nueva normativa que cambia las reglas del juego para los comercios que venden cigarrillos electrónicos en Panamá. Según la resolución emitida, queda prohibida la exhibición visible de estos dispositivos en cualquier punto de venta del país.
En otras palabras: los locales ya no podrán tener los vapes a la vista ni accesibles al público. Solo se permitirá mostrar una imagen sencilla con los precios, y nada más. La medida forma parte de una estrategia más amplia para restringir el consumo de estos productos, especialmente entre los jóvenes.
La disposición también refuerza la prohibición de venta a menores de edad y amplía las restricciones de uso: no se podrá vapear en bares, restaurantes, hoteles, oficinas, estadios ni en áreas comunes de edificios residenciales, entre otros espacios públicos.
Pero eso no es todo. A partir de diciembre, todos los cigarrillos electrónicos que se vendan en el país deberán incluir advertencias sanitarias obligatorias en sus empaques, similares a las que ya se exigen para los cigarrillos tradicionales. Estas alertas deberán advertir sobre los riesgos reales de salud asociados a su consumo.
El Minsa respalda esta medida con estudios médicos que demuestran que los dispositivos electrónicos para fumar, aunque sean promocionados como “alternativas seguras”, contienen nicotina (una sustancia altamente adictiva) y pueden provocar daños graves al sistema pulmonar, elevación de la presión arterial y riesgo cardiovascular.
La autoridad sanitaria ha reiterado que el objetivo principal de la resolución es proteger la salud pública, especialmente la de niños, niñas y adolescentes, quienes han sido blanco de campañas de mercadeo que buscan hacer del vapeo una moda.
Con esta nueva restricción, el gobierno busca cerrarle el paso al consumo normalizado de vapes, obligando a los comercios a cambiar la forma en que exhiben y promocionan estos productos.