Los residentes de La Siesta de Tocumen ya no aguantan más. La calle principal, justo al entrar por El Brillante, se ha convertido en una verdadera trampa: un hueco enorme que crece cada día y pone en peligro a todos los que pasan por allí. Los vecinos temen que pronto ocurra un accidente grave y piden a gritos que las autoridades hagan algo de una vez por todas.
Pero el problema no termina ahí. El agua potable que llega a las casas es otra pesadilla. Según los moradores, llevan años sufriendo por la mala calidad del servicio que les da el Idaan. El agua sale sucia, con mal olor y muchas veces ni siquiera llega, lo que hace casi imposible vivir tranquilos.
Los vecinos aseguran que han hecho varios llamados a las autoridades, pero hasta ahora no han recibido respuestas ni soluciones. “Parece que nadie nos escucha. Solo queremos calles seguras y agua limpia para nuestras familias”, comentó una de las afectadas.
La comunidad espera que, tras estas denuncias, las autoridades tomen cartas en el asunto y no esperen a que ocurra una desgracia para actuar.