Para una madre no hay dolor más grande que ver morir a su hijo.
Eso le tocó padecer a Rosalía Santo, de 25 años, quien la mañana de ayer, postrada en una acama, lloraba a su pequeño Geovany Eliécer Molina Santo, de 8 años.
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Su muerte fue el resultado de una serie de circunstancias que iniciaron el mediodía de este jueves cuando el niño fue a la escuela Toribio Berrío Sosa, donde cursaba el segundo grado, ya que su hermana mayor Claudia, de 10 años, no tenía clases.
De regreso a casa, en lugar de caminar como de costumbre, decidió tomar una chiva y al bajarse frente a la casa en calle primera de Juan Díaz intentó cruzar frente al colectivo y fue en ese momento que un camión de carga de ganado conducido por Severiano Agustín Villarreal, de 53 años, se abrió al carril contrario y lo arrolló.
La situación para esta familia es preocupante, comentó la vecina María de Ortega, ya que los Molina no cuentan con los recursos económicos para las honras fúnebres.
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Esta familia llegó a la ciudad en 2015 procedente de Bocas del Toro y necesita ayuda, agregó María, quien les brindó un lugar donde quedarse detrás de la iglesia Comunidad Cristiana de Fe.
Por: Carlos Ávila | Mi Diario
Foto: Miguel Cavalli | Mi Diario